jueves, 26 de julio de 2012

Mi historia.

Hace tiempo que únicamente escribo citas de gente famosa, o simplemente citas en general. Citas que dan a pensar y citas que nos hacen comernos el coco y que resumen en cierta manera aquello que nos pasa día a día.
 Me gusta citar. Y me gusta porque me siento identificada con aquello que cito. Pero últimamente estas citas se quedan cortas. No reflejan al cien por cien lo que quiero decir, lo que siento...
La verdad es que estoy enamorada, y puede que estas citas no reflejen lo que siento ni lo que digo ni lo que pienso porque es inexplicable. Nadie puede explicar aquello que sientes cuando estás enamorada. Nunca se encuentran las palabras adecuadas, ni una frase concreta, ni un texto con el que sentirte identificada y que realmente explique aquello por lo que estás pasando. Es muy difícil. 
En cierta manera, nuestra historia ha sido algo más que turbia, ha sido muchas veces incomprensible, inexplicable pero a la vez ha sido preciosa, genial, increíble... es más, me faltan adjetivos para describirla.
Todo empezó la tarde del 20 de octubre del 2011. El aburrimiento me incitó a decirle ''hola'' por facebook, y no se porqué mi particular vergüenza no se mostró en ése momento. Le había visto por los pasillos y ya os digo que no pasa para nada desapercibido. Es alto y moreno, y tiene unos ojos profundos y que te hipnotizan nada más mirarlos y aunque sean del color de la Coca-Cola, tiene una mirada que se te queda grabada y no puedes dejar de pensar en ella por mucho que te lo propongas. Si me dijeran que tengo que escoger algo de él, sin duda escogería su sonrisa. Su sonrisa... No tendrá los dientes más bonitos del mundo, ni los más perfectos... pero su sonrisa de niño pillo me tiene hechizada.
A lo que iba... empezamos a hablar y a hablar y poco a poco iba sintiendo esas mariposillas en el estómago y cada vez que lo veía se me escapaba una sonrisa de niña tonta, que aunque no se de cuenta, se está enamorando.
Al cabo de pocos días estábamos juntos. Todo ocurrió rapidísimo y las cosas no salieron como se esperaba, duramos poco, dos meses más o menos.
Se había acabado. No podía ni verle por los pasillos, aquellos en los que antes le buscaba con intriga y deseo, parecía que cada vez que estaba delante mío se me caía un piano encima y no me permitía respirar. El tiempo pasaba y mi vida iba volviendo a la normalidad y... ¿sabéis ese punto en el que estás a punto de olvidarte de alguien y va y de repente vuelve a cruzarse en tu camino? En fin... eso pasó. Todo aquello que había conseguido trasladar otra vez a la normalidad volvió a esa irrealidad en la que vivía antes, empecé a volver a sentirme en una nube, a volver a sonreír pensando en él y poco a poco volvimos a acercarnos, hasta que volví a estar atrapada dentro de esa cajita llamada amor, de la que no podía salir, y en la que por más que me repitiera que él no era mio no conseguía aceptar aquella cruda y cruel realidad.
Estaba mal, lo sabía y la gente que tenía alrededor me concienciaba de ello. Le dí un ultimátum, y me lo di a mi misma. O era yo sola o no quería pasar por todo eso a su lado. La respuesta fue clara y concisa, así que intenté olvidarme de todo lo que pasé a su lado.
Tuve una semana en la que desconecté del mundo, literalmente, me fui a otro país y intentaba no pensar en aquello que me esperaba aquí, me conciencié que no podía seguir así, que tenía que superar todo aquello que me superaba a mi, que quisiera o no, debía ser fuerte y acarrear con todo aquello que me sucedía.
Bueno... volví a la rutina, a los exámenes finales, a todo... y en un cambio repentino de opinión me confesó que me echaba de menos y que estaba enamorado, que lo volviéramos a intentar en verano. Acepté.
Y ahora, estamos mil veces mejor que antes, nos vemos mucho aunque no todo lo que desearía y dos segundos después de despedirme de él ya le echo de menos. Esta vez, las cosas pintan bien. Y espero que todo lo que tenemos dure, y que esta vez si tiene que acabar, acabe con un final feliz. Porque ahora mismo, es lo que siento, felicidad.

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